El juego siempre ha sido un indicador y un predictor de conductas futuras. No olvidemos que supone la primera herramienta de la que se dispone en la infancia para socializar. Es el juego, más concretamente la «gamificación» la que ha irrumpido en los procesos de ventas y atención al cliente, en un primer lugar, para pasar en segundo plano a formar parte de la batería de pruebas que se emplean en los procesos de reclutamiento, selección, atracción del talento…
El juego como herramienta, también ha recibido otro calificativo como «serious games» que sirven no sólo para predecir comportamientos y conductas futuras de los candidatos sino también son una poderosa arma para ayudarnos a encontrar y retener al talento que buscamos para nuestra organización.
¿Qué es la gamificación?
Es la aplicación de mecánicas y patrones de juego en un contexto no lúdico o de no juego, con el fin de alcanzar diferentes objetivos: motivación, reclutamiento, capacitación, engagement u otros valores o competencias que estimemos oportunos.
La gamificación consigue:
- Una mayor diversidad en los procesos atrayendo a más solicitantes
- Resolver falta de candidatos en un área o puesto concreto
- Potenciar la imagen innovadora y creativa de nuestra organización
- Incrementa la creatividad de los usuarios
- Hacer más atractivo y divertido el proceso de reclutamiento
- Un mayor conocimiento de nuestra estructura organizacional a través del juego.
- Ofrece a los profesionales situaciones de simulación
- Mayor retención y mejor el employer branding de las organizaciones
- Mejora la experiencia del candidato usuario
- Aumenta la productividad de los empleados
- Explorar otras vías de capacitación y formación
¿Cómo utilizar la gamificación en los procesos de reclutamiento?
La personalización y la diversificación, no es lo mismo utilizar un determinado juego o proceso para selección, que para desarrollo de carrera, así como no será conveniente emplear los mismos juegos siempre, ya que necesitamos adaptar la evaluación de habilidades y competencias al puesto y a los candidatos actuales.
Otra de las claves es la seguridad del mismo para evitar que los candidatos/as eviten hacer trampas, ya que estamos hablando de conseguir un empleo o puesto.
Más puntos a destacar no sólo se trata de que jueguen, sino de que el juego les atraiga, les invite a participar. Se trata de que el proceso de juego sea contínuo, que los candidatos puedan volver a jugar con la empresas, actúan como referenciadores o stakeholders, además de acrecentar la comunidad a través de su red a la que recomiendan su aplicación. En última instancia se trata de fomentar el sentido de pertenencia.
¿Qué tipo o mécanicas de gamificación podemos emplear?
- Concursos de trivial o preguntas
- Gymkhanas o búsquedas del tesoro
- Sistemas de recompensas
- Tablas de clasificación
- Evaluaciones preliminares de comportamiento
- Desafíos de codificación
- Videojuegos que evalúan determinadas competencias
- Juegos de azar y ventas para comerciales
- Concursos o retos de diseño
¿En qué otros procesos del área de RRHH podemos emplear la gamificación?
- Formación o capacitación de empleados
- Procesos creativos o de generación de ideas
- Desarrollo del talento o competencias específicas a través del juego, como por ejemplo, la solución de problemas o toma de decisiones
- Procesos de acogida o conocimiento de la cultura corporativa
- En procesos de gestión del cambio
- En la implantación de la red social corporativa a través de sistemas de recompensas
- En el desarrollo de equipos de alto rendimiento y procesos de liderazgo
¿Cómo incluimos la gamificación en nuestros procesos de RRHH?
- Involucrar a toda la organización, la gamificación no es sólo una más de las ideas de «los de RRHH».
- La estrategia, objetivos y recompensas han de venir determinados y definidos por el departamento de RRHH. Cada actividad o «juego» ha de perseguir un objetivo, todo no vale para todo.
- Los objetivos han de ser empresariales y cada empleado o candidato que las consiga ha de ser recompensado, no sólo de forma material
- Los juegos han de ser explicados y comprendidos por todos. Especificar claramente las normas y recompensas a percibir.
- Hay que mantener la motivación y la competición para que el juego siga evolucionando.
- No sólo vale con jugar sino que hay que medir y evaluar así como ofrecer feedback a los participantes.
Parafraseando al desaparecido Joaquín Prats: «¡A JUGAR!»