Este post no versa sobre la película Fuga de Cerebros 2, sino por el éxodo masivo de buenos profesionales de nuestro país en busca de un futuro mejor, en busca de alcanzar unas expectativas, en contra de la visión cortoplacista que los expulsa.
La visión cortoplacista de este país se extiende desde una mala retención del talento, si uno busca en «San Google» le salen miles de recetas, estrategias y políticas que se ve que no dan sus frutos, e incrementan la sangría de potencial y profesionales competentes. Hasta el propio fútbol, tienen que ser los ingleses, en el caso de Silva los que nos digan lo bueno y estupendo que es el talento patrio, porca miseria…
Se fuga el talento por…
Es este corto plazo lo que vendría a ser de aquellos polvos… Bastan unos cuanto ejemplos, recortamos en investigación, se ve que íbamos sobrados de investigadores y de tecnología punta, ahora en el furgón de cola ahora iremos arrastrándonos a duras penas para coger el tren que siempre se nos escapa. Recortamos en formación y educación, total es mucho gasto y al final no sirve para nada, todo lo queremos de hoy para mañana. Contratamos e importamos profesionales low cost porque el talento patrio está muy caro y no nos lo podemos permitir. Se fusilan ideas, se quita la ilusión y se maltrata a las generaciones que nos tendrán que sustituir: bajos sueldos, condiciones deplorables y ambiente «estupendo». Eso sí, con unos requisitos de aupa pagados a precio de saldo, cómo no van a salir corriendo…
La cultura cortoplacista
Todo tiene que ser de hoy para mañana, a ser posible hacerme rico en un breve espacio de tiempo. La mayor innovación y el mayor alarde de emprendimiento en este país es montar un bar, total como nos pasamos la vida en ellos…
No hay una cultura de largo plazo, del esfuerzo, de que sólo aquellos proyectos madurados, sopesados y trabajado tienen mayores posibilidades de triunfar... Los que intentamos sacar adelante nuestros proyectos sabemos que, es un camino de largo recorrido, de regar todos los días para que las ideas florezcan, huimos de la gloria efímera y el dinero rápido; intentando consolidar ideas que nos permitan vivir de lo que nos gusta hacer. Liando con el tropezar, el equivocarse y el fracasar, tan denostado en este país de lengua fácil.
En las últimas conversaciones con amigos, la idea de irse en busca de un futuro mejor, de un reconocimiento que no llega nunca, de expresar nuevas ideas; es recurrente. Una se pregunta qué tiene que pasar para cambiar esta mentalidad del aquí y ahora, por la del trabajo y esfuerzo.
Mientras tanto continuaremos con nuestra «fuga de cerebros» y tan consabido «que inventen ellos».