Eduard De Bono, habla en su libro El pensamiento creativo, de que la creatividad no es algo innato, ni un don con el que uno nace, sino que para ser creativos necesitamos incluir en nuestras conductas y pensamientos algunas técnicas y herramientas que aumenten nuestro pensamiento lateral en detrimento del pensamiento lógico o convergente.
Es decir, nuestro cerebro, dividido en dos hemisferios el izquierdo y el derecho con funciones diversas: en el izquierdo predomina el pensamiento racional, tanto el número como la compresión verbal; mientras que el pensamiento divergente o lateral dominado por el hemisferio derecho propugna un pensamiento centrífugo, buscando vías o caminos distintos a los explorados; es decir, si tuviésemos que definir ambos el pensamiento convergente sería algo así como: la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos y el pensamiento divergente o lateral: todos los caminos llevan a Roma.
Por ello, durante mi último curso de Creatividad les expuse a mis alumnos las siguientes láminas con el fin de que me indicasen qué objetos representaban, se trataba de que aprendiesen a contemplar todo con otros ojos para dejar las inhibiciones y pensamientos estancos que limitan nuestra capacidad de producir ideas o solucionar problemas. Os dejo una muestra:
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El término pensamiento lateral (lateral thinking) fue propuesto para representar todos esos caminos alternativos que no estamos acostumbrados a usar. Según De Bono, la mayoría de la gente tiende a ver sólo una forma de resolver el problema cuando puede haber varias formas de resolverlo que no son visibles a simple vista. En España, Manuel Toharia, José Antonio Marina y Ricardo Marín Ibáñez reivindican a menudo la importancia del pensamiento divergente. El Pensamiento Lateral no es un método creativo de resolución de problemas con pasos explícitos.