¿Qué es el absentismo presencial? Pongámonos en contexto, una de las cuestiones más repetidas y más evaluadas dentro de los conceptos que conforman la gestión de personas (mal llamada RR.HH. nótese la ironía) es cómo combatir el absentismo involuntario o lo que ahora se llama Quiet Quitting (dimisión silenciosa).
Sabemos que es muy fácil medir el absentismo por el número de días que un trabajador o trabajadores se ausenta de su puesto de trabajo.
También se pueden determinar las causas de dicho absentismo bien debido a problemas médicos o problemas llamémosles de índole doméstico-personal, esto podríamos denominarlo absentismo voluntario, es decir, conocemos en el primero de los casos (citas ya programas) por qué va a ausentarse la persona, pero es éste el tema de que quiero hablaros.
¿Pero qué pasa con el absentismo presencial?
En algún momento de nuestra vida profesional/laboral todos hemos sufrido momentos de desconexión y hemos sido absentistas presenciales. Nuestro puesto de trabajo estaba ocupado tal y como dictaba nuestro contrato, pero nuestra mente y concentración en las tareas encomendadas estaba a mil años luz o simplemente estábamos tan aburridos y poco motivados que «calentábamos la silla».
Existen múltiples maneras de controlar el absentismo presencial.
- Definición de objetivos y no de horarios. Se trata de que las personas hagan su trabajo no de estar pegados a una silla. Hablar de proyectos y no de horas.
- Acceso a internet sin restricciones. Todo lo prohibido genera la situación contraria (que se lo digan a los niñ@s). Siempre dentro de unos límites que os veo venir.
- Redefinición de los puestos de trabajo con el trabajador. A veces son los propios empleados lo que pueden enriquecer y redefinir su propio puesto aportando más valor a la empresa y consiguiendo mayor motivación para ellos.
- Fomentar la confianza de la empresa en el trabajador sin tener que exigir justificantes y comprobantes de sus ausencias