Hemos pasado del «el que se mueva no sale en la foto» a «no te muevas que tengo que hacer la foto». En esas estamos ahora los que trabajamos en los «departamentos de personas, animales y otros enseres» documentamos, damos fe y hacemos más fotos que un/a instagramer en Indonesia, en pos del tan manido Employer Branding y la marca empleadora que hay que cacarear (que igual no es eso y lo que hay que hacer es simplemente hacer las cosas bien para que hablen bien de ti o de tu empresa, no sé, digo yo). Cómo será la cosa.
Asomarse a LinkedIn (breve inciso: se nos está yendo de las manos, ya sólo nos queda hacer apuestas online…) es un «carrusel» de fotos de empresas, personas y «animales» en todos los rincones de la empresa, en cualquier actividad y en cualquier posición. Hemos convertido una red profesional en un instagram profesional donde la IA, las imágenes de postureo y egolatría (¿¿¿tienes que salir en todas las fotos???), los post refritos de IA y los copia y pega de Top Voices (pero cuántos somos, hay más Top Voices en LinkedIn que miembros, ¡por favor!) se suceden sin rubor (este será otro de los post) para enganche del endiablado scrolling (darle con el dedito sin parar).
Trabajar para la foto de la igualdad.
Que toca el día de la igualdad pues sacamos a la palestra a todas (pocas) las mujeres que trabajan en la compañía y las exponemos como mayor ejemplo de igualdad. Y a ser posible en tonos violeta, por aquello de la asociación de ideas y color. Lo de sacar la foto de los comités de dirección igual no, porque a lo mejor, por lo que sea, ese día no hay tantas. Igual hay que empezar a hacer «cobras fotográficas» como las que hacía Calviño.
Trabajar para la foto de la diversidad.
Harvey Milk está bailando sin parar desde que nuestras empresas son de lo más diversas. Solo hay asomarse a los perfiles teñidos de la bandera LGTBIQ+ de todas las compañías. Que hay que hacer marketing, pues se hace, que luego somos menos diversos que la Liga Española de Fútbol, pues igual da, el caso es que se note, y la foto, siempre la foto, y mucho color. Que luego igual no tenemos políticas de diversidad pero es que vais a pillar.
Trabajar para la foto de la conciliación.
¡Holi! Aquí trabajando un domingo mirando el mar, rezaba el post. Aplausos por doquier y capacidad crítica al averno. Mi empresa me deja organizarme para que trabaje los fines de semana y en un alarde de rebeldía proclame que trabajo los domingos porque es más disruptivo. Nos lo tragamos sin anestesia, con cara de felicidad; y si alguien me dice que estoy alienada, le llamo retrógado/a o cuñado/a. Conciliación ante todo y pensar que yo he tomado la decisión como persona libre…Libertad, carajo.
Trabajar para la foto de las oficinas molonas.
Los/as arquitectos/as de nuestro país están de enhorabuena, hemos elevado los espacios de trabajo a categoría de lugares de culto y a ver quién lo tiene … más bonito. Luego si igual los salarios están rozando el SMI, las posibilidades de promoción no existen y la cultura sigue siendo la de «toda la vida de la familia», no importa. ¿Has visto que bonitas tenemos las plantas? ¿Has visto que no tenemos sillas en el comedor? Es para facilitar el ejercicio y la salud.
Trabajar para foto de la sostenibilidad.
¡Qué daño están haciendo los ODS! (Objetivos de Desarrollo Sostenible, que no estáis a la última). Ahora somos todos Felix Rodriguez de la Fuente y Jane Goodall (os pongo enlace en los nombres para los millenials porque mis referencias son antiguas, como yo). El greenwashing es lamentable y lo hemos convertido en una tendencia al alza: los más ecológicos, los más verdes y un rábano (entiéndase el chiste ecologista). ¡Viva el medioambiente!
Trabajar para la foto de la conciencia social.
Que donamos miles, millones a una causa social, fotaza y a la red. Que me pregunto yo, que igual se puede tener conciencia social, ser una empresa donante y colaboradora de causas sociales, sin que suene a beneficencia y a autobombo. Aquí no encontramos con todo tipo de causas, incluye la que más te guste. Es un principio de contar películas, la lástima vende.
Es curioso cuando hacemos reclutamiento solemos «hablar» o pedir referencias más alla de la «foto» que nos presenta la presenta la persona entrevistada, porque sabemos que sólo es una foto fija en un momento y no nos ofrece toda la información que necesitamos para predecir su comportamiento futuro. Que todos sabemos posar para la foto. Pero…
¿Cuándo hablaremos con las personas de una empresa para saber cuál es su foto real?
¿Cuándo más actos y menos retratos? (la rima, pachán)
Bienvenidos/as, he vuelto.